lunes, 29 de agosto de 2011

Crecimiento hacia afuera de las exportaciones chilenas.-

 

Crecimiento hacia afuera
modelo exportador
1880-1930





Entre estas dos fechas, se extienden 50 años de crecimiento de la economía en Latinoamérica. Gracias al proceso de industrialización que se dio en los países “avanzados” como: Gran Bretaña, Estados Unidos, Alemania, Holanda, Francia... Donde los campesinos se volvieron obreros de la industria, y dejan de ser productores de alimentos de manera creciente y por consiguiente aumentan las demandas de exportación con los países latinoamericanos


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Este hecho estimula el cultivo en las tierras latinas y el cultivo de productos tales como:
Café.Azúcar. Plátano.Cereales.Carne.





Pero también la exportación latina tuvo otra salida: a parte de la alimentación, también manejaron las materias primas. Como se sabe Latinoamérica se caracteriza en la comercialización de estas ultimas para la industria.





A la economía de los países hispanoamericanos ingresa, mediante estas exportaciones, divisas para hacer sus importaciones.





Y el estado obtiene, a través de las tasas aduaneras que los productos paguen su salida del país y el dinero necesario para satisfacer los intereses de las deudas





Los préstamos extranjeros constituyen la principal fuente de financiación de las naciones hispanoamericana: intentan cohesionar y modernizar sus tierras mediante la construcción de obras(caminos, puertos, red de ferrocarril).





su dependencia de las exportaciones, doble, mercantil y financiera. No sólo las importaciones dependen de ellas, sino también del pago de la deuda externa.





En 1924 secrea el Instituto del Café con el fin de estabilizar los precios y evitar sus periódicas caídas mediante la compra de toda la producción.





A largo plazo, sin embargo, la política del Instituto tendrá efectos negativos, ya que la estabilidad del precio estimula la aparición de nuevos productores, además de favorecer a otros países latinoamericanos.





El liberalismo, doctrina político-económica que triunfó en Europa durante la segunda mitad de del siglo XIX, proponía suprimir las trabas aduaneras al comercio internacional, lo cual beneficiaba definitivamente a los países industrializados, que vendían sus productos a precios que ellos mismos imponían. Una vez lograda su independencia política, los países latinoamericanos entraron en una nueva dependencia, esta vez económica, al transformarse en exportadores de materias primas y receptores de capitales.





Para hacer frente a esta demanda, las naciones latinoamericanas debieron transformar profundamente sus sistemas de producción, con la construcción de fábricas y la utilización eficiente de la tierra; en muchos países se optó por la apropiación privada de las tierras fiscales eclesiásticas.




Este proceso vino acompañado de una reorganización del trabajo: en las ciudades se generalizó el trabajo asalariado, mientras que en las plantaciones y explotaciones forestales se insertó un sistema de semiesclavitud.